lunes, 27 de julio de 2009


Bueno, bonito, barato, mucho, a tiempo y caliente…

Mi PDV (punto de vista) va desde dos ópticas: he sido gastronómico de profesión por lo cual conozco el ámbito desde el otro lado del mostrador, y soy comensal crítico aunque me conformo con las cosas nobles y no pretenciosas. A partir de ello puedo rever estas seis palabras que me sirvieron como título.

Una parte importante de quienes salen a comer en Rosario exigen esas seis premisas, imposible de replicar en la gran mayoría de los restaurantes locales por cierto.
Si es bueno y bonito, seguramente no sea lo barato que algunos quieren, quizás sea costoso aunque no necesariamente caro, más si llega caliente y a tiempo, con una cantidad lógica sobre el plato, no necesariamente mucho… rico, bueno y bien servido, un precio justo.
Si es barato, no hay que pretender ni mucho, ni a tiempo ni caliente, quien diga que es así a lo mejor se llena la panza pero de comida de dudosa calidad.
Barato y mucho, sin más palabras, ¿podría una montaña de comida sobre un plato ser barata?

Tampoco a tiempo, es muy difícil cocinar productos buenos en poco tiempo, sí llega rápido hay que desconfiar, ya estaba hecho…
Para mucho y a tiempo, hay que saber esperar, solo basta pensar en un banquete para muchos; ah también caliente.
A tiempo y caliente, sí un placer, el tiempo que le corresponde al plato y a la temperatura ideal; en este caso es obligatorio que sea bueno y bonito ya que sino será caro.

Coincido, nos es fácil lograr los 6 objetivos aunque se puede lograr un buen conjunto de ellos. ¿Quién no se ha equivocado alguna vez?.
Otro PDV. Por suerte hay restaurantes de precios justos, con buena comida, rica y de porciones justas que llegan a tiempo y calientes; eso sí no abundan pero hay algo que tener en cuenta, saber cuales están a cargo de profesionales, no es muy difícil ya que solo hace falta mirar con el ojo un tanto más avezado y sin la necesidad del lugar lleno o de moda. Recuerdo un mito de años atrás: que para comer en la ruta el mejor lugar era donde comían los camioneros; ahora bien, ¿quien dijo que los camioneros saben comer?.
Lo otro es cosa de Los Simpsons.

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