miércoles, 12 de agosto de 2009

LOS EMPRENDEDORES

Antes, mucho antes del éxito furioso de El código Da Vinci, un joven profesor de literatura inglesa, Dan Brown, se encontraba en las playas de Tahití leyendo algo desacostumbrado para él: una novela de Sydney Sheldon. El suspenso lo atrapó de tal manera que unas pocas horas después había terminado de leerlo. Fue en ese momento que se dijo a sí mismo: "Yo puedo hacer esto". Unos años después alumbró su éxito mayor, el libro que vendió más de 18 millones de copias en 44 idiomas y le reportó su envidiable fortuna, que supera los 200 millones de dólares. Cualquiera que aspire a crear un negocio por primera vez sueña con ese momento. ¿Cómo será el momento en que uno obtiene esa idea inspirada que lo hará ganar millones, o al menos brindarle la independencia económica que ansía?Sin embargo, para la mayoría de los emprendedores exitosos no existió ningún "momento mágico". Simplemente llegaron a su negocio por aproximaciones sucesivas, por casualidad o por un sistemático y aburrido proceso de listar posibilidades y analizarlas una por una.La vietnamita-americana Taryn Rose amaba usar zapatos de taco alto pero sufría demasiado al final del día y sus pies le pedían a gritos un calzado más amable. Siendo cirujana ortopédica, su consultorio se llenaba diariamente de mujeres con problemas más o menos graves ocasionados por el uso de zapatos hermosos, pero imposibles de calzar sin sufrimiento.Era natural que pensara en solucionar su problema, y el de tantas mujeres, al tiempo que se convencía del excelente negocio que tenía entre manos. Hoy Taryn Rose es una empresa que produce zapatos elegantes y sofisticados, pero diseñados por ella para no dañar los pies. La empresa vende en sus propias boutiques, o en negocios exclusivos, por más de 20 millones de dólares al año.El arte de tener ideas Del mismo modo que la mayoría de los escritores confiesan que su arte tiene poco de glamoroso y mucho de disciplina y constancia, es posible seguir ciertos pasos para buscar sistemáticamente una idea de negocio que se ajuste a nuestras capacidades y que nos haga llegar a ese glorioso momento del "Yo puedo hacer eso".1) Mantener la mente abierta. "Nunca se sabe por donde va a saltar la liebre". Los cazadores de ideas también usan el viejo dicho. No sabemos si nuestro próximo y rentable negocio saldrá de un apreciado hobby o de un viejo problema para el que no encontrábamos solución. No hay que cerrarse a posibilidades que pueden parecer, a priori, ridículas. Las ideas primero se coleccionan. Recién después se analizan.2) Espiar las tendencias. El 90% de los buenos negocios surgen de tendencias sociales o económicas novedosas. Los negocios repetidos suelen tener rentabilidades modestas y una frondosa lista de competidores. Poner un bar parece una apuesta segura, pero si no tiene nada especial, los riesgos son más que los calculados. Abrir un hostel, por el contrario, tiene el riesgo de lo poco explorado (aunque solamente en Rosario ya hay seis), pero el incomparable atractivo de una clientela creciente. Los jóvenes viajeros europeos están saliendo en manada del Viejo Continente para descubrir América latina, entre otros destinos. Eso es una tendencia. Una tendencia es el auge gourmet, por eso es mejor negocio un wine bar que un bar. La obsesión por la estética y por la vida sana es una tendencia, por eso un spa urbano es más promisorio que un kiosco 24 horas. Ser un voyeur de tendencias sociales es una buena forma de pescar oportunidades.3) Observar las propias capacidades. Es cierto que no todos se sentirán cómodos o capacitados para manejar un spa o un hostel. Por eso es esencial observarse primero uno mismo: los gustos, conocimientos, experiencias y hasta obsesiones que hacen que seamos los que somos. Lo que amamos es lo que vamos a hacer mejor. No hay negocio sin pasión. Sin embargo, a menudo nuestras pasiones son las que menos conocemos o escuchamos. Si Pergolini no llevara el estilo CQC en las venas, el programa no sería un éxito en varios países. Si Augusto Saracco (entrepreneur-bon vivant), no amara por igual los buenos vinos y la música electrónica no hubiese creado Good Life o Furia. Observen sus capacidades. Escuchen a sus pasiones.4) Buscar una necesidad (y satisfacerla). Nadie que no haya pasado por la alienante experiencia de planificar una boda podría entender que existan y prosperen profesionales como las (o los) wedding planners. Nadie entiende por qué surgen peloteros como hongos después de la lluvia, hasta que tiene un hijo en edad escolar y necesita organizarle el cumpleaños. Ahí se entera también de lo que es un animador de fiestas infantiles. Detrás de cada buen negocio hay una necesidad. Descubrirla es la mitad del trabajo. La otra es encontrar el modo de satisfacerla. Recuerden: zapatos que aprietan = negocio. Piensen: ¿dónde hay zapatos que aprietan?5) Huir de los elefantes. ¿Para qué ir a competir con los grandes? Todos estos años nos estuvieron engañando: la competencia no siempre es buena. Es más, en dosis altas produce estrés, gastritis e insomnio. Busquen un negocio donde no abunde la competencia. Hay que crear, más que competir. Hagan algo propio, algo único, si es posible. Y pónganle un precio razonable, tan alto como el valor que perciban sus clientes. Busquen mercados fragmentados, con jugadores chicos. Nichos que no interesan a los grandes. La vida es corta, ¿para qué mojarle la oreja al elefante?Por: Eduardo Remolins www.surnorte.org.ar

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